En la siguiente entrada
de Historia continuamos en la etapa de la Edad Media. En esta ocasión continuamos
con reinos
germánicos, esos pueblos que se localizaban al norte de la frontera
del Imperio romano, entre los ríos Rin y Danubio, que contactarían con Roma
(tanto de forma pacífica como violenta), pero esta vez comenzaremos con el
Imperio Carolingio y, más concretamente con el pueblo germánico de los francos.
El pueblo germánico de los francos [Historia]
Los
francos eran
un pueblo germánico, establecido en la Galia romana (región de Europa
occidental, la cual está ocupada por Francia, Bélgica, parte de Alemania, Suiza
y Países Bajos en la actualidad) en el siglo V, que penetraron y se
establecieron en el antiguo Imperio romano de Occidente creando un reino un
siglo más tarde.
Este
reino presentaba una monarquía débil y electiva, lo que ocasionó
que el grupo social de la nobleza se viese fortalecida, siendo Carlos Martel
una figura destacada entre ellos, ya que frenaría el avance del islam en
Poitiers (zona de Francia) en el año 732. Además, lograría que su hijo Pipino
fuese proclamado como rey de los francos en el año 751.
Debido
a esto, Pipino
cedería territorios al papa para que le considerase como rey oficialmente y la dinastía
carolingia fuese reconocida no solo entre los francos sino también en el resto
de reinos.
Todo
ello supondría el nacimiento del Estado pontificio y el comienzo de una etapa
de ayuda mutua entre el papa y los reyes carolingios, por lo que la iglesia
tendría un papel muy importante en la expansión y consolidación del Imperio
carolingio.
En siguientes entradas continuaremos ampliando esta
historia con las ideas del hijo de Pipino, Carlomagno, de restablecer el
Imperio romano de Occidente y la separación del Imperio carolingio.
Imagen. Carlomagno, hijo de Pipino el Breve.
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