Si volvemos a nuestra
sección de Evaluación de programas, la efectividad es un término clave. La
efectividad podemos definirla en términos concretos como el porcentaje en el
que se logra un objetivo establecido. Por ejemplo, si proponemos un programa
para mejorar la salud en el que participan 100 personas y, de estas, 95
consiguen hacerlo. Se dice que el programa ha tenido efectividad del 95%.
Ahora, tras esta pequeña introducción, veremos la evaluación de la efectividad.
Evaluación de la efectividad [Evaluación de programas]
La evaluación de la efectividad también es
llama evaluación
libre de metas. A la hora de juzgar el valor de un programa debemos
considerar una serie de criterios:
- Consecuencias/efectos totales del programa.
- Efectos producidos por el programa tal y como son percibidos por personal técnico, administradores y usuarios.
- Factores o criterios a utilizar en el futuro por las personas encargadas de tomar decisiones sobre el programa.
- Necesidad de información por las partes interesadas.
- Satisfacción de necesidades de usuarios y consumidores.
La evaluación de la efectividad busca conocer si
un programa logra algún efecto positivo relacionado con el mismo,
independientemente de sus objetivos previos y sin ser un objetivo declarado
como tal. Por ejemplo, programa de promoción de la salud con el deporte en el
tiempo de ocio para alejar a los adolescentes del tabaquismo que es efectivo,
pero no logra objetivos para los que fue diseñado, no fue eficaz, ya que los
jóvenes consiguieron mejoras pero seguía fumando un alto porcentaje.
Imagen. La evaluación de la efectividad busca mostrar efectos positivos establecidos.
Bibliografía: Pérez-Llantada, Mª. López de la Llave, A. y
Gutiérrez, Mª. (2009). Evaluación de programas e intervenciones en psicología.
Madrid: Dykinson.
Puedes volver a la sección de Modelos y procesos de Evaluación de programas didácticos para la asignatura de Evaluación de programas en el siguiente enlace:
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