En la siguiente entrada
de Psicología deportiva veremos dos conceptos muy interesantes y relacionados:
el autoconcepto y la autoestima, los cuales tienen un papel muy importante no
solo en nuestras vidas, sino también en el tema que nos ocupa, es decir, la
práctica deportiva.
El autoconcepto y la autoestima [Psicología deportiva]
El autoconcepto
hace referencia a la opinión que tenemos sobre nosotros, cómo valoramos
nuestros atributos y cómo creemos que opinan los demás sobre nosotros y nos
comparan con otros. Por ejemplo, a un niño le dicen constantemente que es buen jugador
de fútbol y este se lo termina creyendo.
Por
otro lado, la autoestima
es aquello que uno se observa, siendo dependiente del valor atribuido al
autoconcepto. Si una persona tiene un autoconcepto con un valor alto o bajo, la
autoestima será similar. Ambos conceptos son resultado de una valoración
global, que suele ser inconsciente.
El
autoconcepto no está unido a una actividad específica a diferencia de la
autoestima, sino que está ligada a un conjunto de datos sobre aspectos de la
vida que tienen mayor importancia para nosotros. En el grupo que nos interesa,
jóvenes y niños, son valores inestables y muy variables fruto de
los fracasos y éxitos en diferentes asuntos. Por ello, ambos dependen en gran
medida de sus experiencias deportivas, de la actitud de compañeros y de la
comparación con ellos, así como actitud de adultos (padres y entrenadores) hacia
ellos.
Es
fundamental que los jóvenes deportistas no asocien su valor a tener éxito deportivo
porque les puede llegar a ocasionar trastornos psicológicos al ser tan
vulnerables respecto a su concepto y autoestima. Encontramos deportistas que
utilizan el deporte para sentirse importantes y lo practicarán hasta que puedan
retirarse con una salida que les suponga un alivio, por ejemplo, lesiones,
motivos de trabajo, estudios, etc. Esto puede suponer una acentuación de su
autoconcepto y autoestima ocasionando en algunos casos problemas como
adiciones, depresión, ansiedad, etc. Para evitarlo, los padres tienen una
función imprescindible.
El deporte debe practicarse de forma sensata, sin
olvidar actividades ajenas que permitan valorarse, tener amistades y se
diviertan, teniendo otras formas de estimulación y gratificación que les
supondrá un beneficio psicológico. De este modo, el deporte es importante, pero
no tendrá un impacto grande en el aucoconcepto y la autoestima. Los padres
deben ayudar en el proceso, no darle importancia considerable al
hecho de ganar o perder y, sobre todo, priorizar al hijo como persona más que
deportista, valorando su esfuerzo, constancia, valores, entre otros aspectos,
antes que el resultado.
Imagen. Los padres deben ayudar en el proceso y no centrarse en los resultados.
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