Continuamos con los
modelos socio-cognitivos sobre la personalidad con uno de los autores clave de
estos: Julian B. Rotter. Hoy traemos una entrada de Diferencias individuales y personalidad
con el modelo de Julian B. Rotter.
El modelo de Julian B. Rotter [Diferencias individuales y
personalidad]
Julian B. Rotter define el comportamiento y
la personalidad con la siguiente fórmula:
PC =
f (E, UR)
- PC o potencial comportamental. Probabilidad de que una conducta determinada suceda, de que se dé en una situación concreta.
- E o expectativa. Creencia que tiene el sujeto de que una determinada conducta realizada sea seguida por un refuerzo.
- UR o valor del refuerzo. Preferencia individual por determinados refuerzos frente a otros. Una cosa no siempre es igualmente reforzante para todos.
Con esta fórmula podemos decir que la probabilidad de
realizar una conducta o PC está en función de la E (expectativa)
que tenga yo de que dicha conducta vaya a estar seguida de un refuerzo y del UR o
valor que yo perciba que tiene ese refuerzo para mí.
Las conductas que conlleven refuerzos más
valorados por la persona se realizarán en mayor medida. Por ejemplo,
si tenemos en cuenta el modelo y fórmula de Rotter podemos imaginar que un
estudiante presentará una mayor probabilidad de estudiar si sus expectativa (E)
de aprobar y el valor que le otorga a ese hecho (UR), tienen para él.
Rotter diferencia dos tipos de expectativas
en su modelo:
- Expectativas intrínsecas (locus de control interno): La conducta está determinada en último lugar por algo interno (razones, motivaciones, etc.) de la persona. Ej.: satisfacción personal, auto-refuerzo, etc. El sujeto percibe que el control de sus conductas es interno, es decir, depende de sus esfuerzos, capacidades…
- Expectativas extrínsecas (locus de control externo): La conducta no está determinada interiormente. El sujeto piensa que el control de sus conductas es externo, las consecuencias de sus conductas se deben a algo exterior. Ej.: el azar, culpa de otras personas, etc.
Para medirlo, Rotter utiliza una escala,
la cual está construida con una serie de enunciados, con dos posibilidades a
elegir, las cuales, pueden ir más dirigidas a un locus interno o externo. Al
completarla, la puntuación obtenida irá encaminada hacia uno de ellos, para
comprobar hasta qué punto la persona cree que puede controlar los sucesos que
le rodean.
En base a la evaluación del locus de control,
Rotter estableció la siguiente clasificación:
Si predomina el locus de control interno, se tiende a:
- Asumir mayores responsabilidades.
- Atribuir el fracaso a falta de capacidad.
- Mostrarse más optimistas.
- Poseer mejores habilidades para resolver problemas que se presentan.
- Realizar acciones que mantengan la buena salud.
- Realizar conductas de seguridad como usar cinturón de seguridad.
- Sentir que se dominan las situaciones.
- Ser emprendedores y perseverantes, obtener mayores logros.
Si predomina el locus de control externo, se tiende a:
- Atribuir fracaso a dificultad de las tareas o mala suerte.
- Mostrarse más pesimistas.
- No realizar conductas de seguridad como usar cinturón de seguridad.
- Presentar estrategias defensivas para justificar sus fracasos o irresponsabilidades.
- Presentar mayor ansiedad y/o depresión.
- Presentar mayor número de problemas no resueltos acumulados.
- Ser propensos al estrés.
- Ser más conformistas y poco batalladores.
Imagen. Julian B. Rotter.
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