El proceso de la
respiración consiste en introducir aire en los pulmones y expulsarlo de los
mismos. Es una de las actividades fundamentales de los seres vivos y este
movimiento implica el movimiento en dos cavidades. En la siguiente entrada de Yoga seguimos
tratando la respiración con el movimiento de sus dos cavidades hablando de las
cavidades abdominal y torácica.
Las cavidades abdominal y torácica en la respiración [Yoga]
Nuestro tronco tiene dos cavidades que
comparten una serie de propiedades y con importantes distinciones. Además contienen
los órganos vítales. Estas cavidades son dos:
- Cavidad torácica. Contiene el corazón y los pulmones. Se abre en un extremo al ambiente externo, por la parte superior.
- Cavidad abdominal. Contiene el estómago, el hígado, la vesícula biliar, el bazo, el páncreas, amos intestinos (delgado y grueso), los riñones y la vejiga de la orina. Se abre al exterior por la zona inferior.
Ambas cavidades comparten la estructura del diafragma,
la cual constituye el techo de la cavidad abdominal y el suelo de la cavidad
torácica.
Las dos cavidades tienen la propiedad compartida de cambiar
de forma, es decir, son móviles, presentando una gran importancia en
la respiración, ya que si no fuese así, no se podría respirar. Este cambio no
lo hacen de la misma manera.
El cambio de la cavidad abdominal es similar
a una estructura flexible llena de líquido, como podría ser un globo de agua,
el cual si se le aprieta un extremo, sobresaldría el otro debido a que el agua
no puede comprimirse. La acción de nuestra mano desplaza el volumen fijo de
agua de un extremo al otro del recipiente flexible. Este principio se aplica
cuando los movimientos de la respiración comprimen la cavidad abdominal, una
compresión en una región produce una prominencia en otra. En la respiración, la
cavidad abdominal cambia de forma, pero no de volumen.
Si trasladamos esta cavidad abdominal al
contexto de los procesos vitales que no son la respiración observamos que la
cavidad abdominal cambia de volumen. Por ejemplo, si bebemos litros de líquido
o comemos una gran cantidad de alimentos, el volumen de esta cavidad aumentara
al expandirse los órganos abdominales. Con ello, este aumento de volumen en la
cavidad abdominal ocasionará una reducción en el volumen de la cavidad torácica
siendo más complicado respirar después de una gran ingesta, una gran evacuación
intestinal o incluso si se está embarazada.
Por otro lado, la cavidad torácica cambia de forma y de
volumen similar a un recipiente flexible lleno de gas. Imagina que
es un acordeón (compresible y expansible), el cual si se comprime ocasiona una
reducción en el volumen del fuella y se fuerza el aire para salir. Cuando
abrimos el fuelle al tirar, su volumen se incrementará y se introducirá el aire.
Por ello, podemos decir que la cavidad torácica puede cambiar de forma y
volumen.
Imagen. Cuando inspiramos la cavidad torácica aumenta de tamaño, mientras que con la expiración disminuye.
Bibliografía: Kaminoff, L. (2008). Anatomía del Yoga. Madrid:
Tutor.
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