Anteriormente en nuestra
categoría de Psicología Social se estaba abordando la aproximación de la esta disciplina. En la siguiente entrada
volvemos con ella abordando la importancia de la influencia de los demás.
La influencia de los demás [Psicología Social]
Anteriormente
se ha visto que la Psicología Social parte del supuesto de que nuestros
pensamientos, emociones y conductas son producto de la influencia de los demás.
A
veces, esta
influencia es consciente, por ejemplo, en situaciones de presión
social donde las personas nos dejamos persuadir por argumentos de un vendedor, un
político o incluso de un amigo, o estamos sometidos a las órdenes de una
autoridad. Muchas veces no somos conscientes de estar siendo influidos por
otros debido a que puede no ser tan explícita esa influencia.
Por
ejemplo, un experimento muy citado y conocido en Psicología Social fue de Triplett (1897)
quien mostraba como los ciclistas que pedaleaban en grupo lo hacían de forma
más intensa que si lo hacían solos debido al efecto de “mera presencia”. La
presencia de otras personas influye aumentando la motivación de cada una de
ellas. Más tarde, Zajonc (1965) lo corroboró, pero si la tarea
era fácil o el sujeto era muy habilidoso, la motivación incrementaba el
rendimiento. Por otro lado, si la tarea es difícil o la persona poco
habilidosa, tiende a cometer más errores y obtiene peor rendimiento.
Nuestras
creencias, valores y puntos de vista son, en parte, producto de la influencia de los demás,
pero no han sido impuestos, sino transmitidos como consecuencia de vivir en una
sociedad y cultura concretas. No es necesario interactuar con otras personas
para que exista esa influencia, puede afectarnos incluso estando solos.
Imagina
que vas a realizar una acción determinada y tenemos en cuenta lo que van a
pensar de nosotros una persona a la que apreciamos o respetamos. Esa persona
influye pese a no estar con nosotros.
Ocurre
lo mismo con las normas sociales, las modas, costumbres y similares, que son producto del
pensamiento humano y nos indican si las ideas o conductas de una
persona son apropiadas o no.
Por ello, es importante entender que las personas no
son blancos de influencia de los demás, sino que también podemos influir en
otros, existiendo una bidireccionalidad en la influencia social.
Imagen. Podemos influir sobre los demás y estos sobre nosotros siendo la influencia social bidireccional.
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