Tras un tiempo sin
abordar nuestra categoría de Entrenamiento Personalizado, retomamos los
contenidos teóricos que debe controlar todo entrenador personal sobre el
aparato locomotor, concretamente continuamos con uno de sus sistemas: el
sistema óseo. En la siguiente entrada vamos a abordar el crecimiento y
remodelación ósea.
Crecimiento y remodelación ósea [Entrenamiento
personalizado]
El
crecimiento
óseo u osificación consiste en el aumento de tamaño del hueso por un
incremento de las células óseas. El hueso crece de forma longitudinal y aumenta
su diámetro. Este crecimiento sucede en las láminas epifisarias, en los
cartílagos del extremo de los huesos, en los cuales se sustituye el cartílago
por hueso.
El
crecimiento del hueso es un proceso muy dinámico y activo metabólicamente,
pues dura toda la vida. El hueso presenta un elevado contenido de minerales
(calcio, fosfato), que le aportan dureza, y componentes orgánicos, que le
confieren elasticidad.
El
hueso presenta una serie de capacidades únicas para el crecimiento y
reparación. Se adapta a las cargas mecánicas que soporta mediante la remodelación
ósea, un proceso fisiológico que describe la capacidad del tejido
óseo para modificar su forma, tamaño y estructura,
es decir, se encarga de la formación del hueso y resorción.
Cuando
hablamos de resorción
nos referimos a la pérdida de tejido óseo. Por otro lado, la remodelación es un
proceso continuo de recambio metabólico, sustitución, mantenimiento y
reparación. En personas mayores o aquellas que presentan determinadas enfermedades,
la resorción ósea es mayor que la formación de tejido óseo nuevo y acarrea una
disminución de la densidad mineral ósea.
Es
importante destacar que la matriz ósea está constituida por tres tipos de
células óseas:
- Osteoclastos: células destructoras del hueso, que causan la resorción del tejido óseo.
- Osteoblastos: células formadoras de hueso que renuevan el tejido óseo.
- Osteocitos: osteoblastos maduros que regulan la remodelación ósea.
Por último, es interesante hablar de la salud ósea. Una persona tiene problemas de la misma cuando presenta una pérdida de densidad mineral ósea que ocasiona un
debilitamiento de los huesos y los vuelve susceptibles a las fracturas (de
cadera, columna y muñeca los puntos más comunes).
No podemos olvidar que la densidad mineral
ósea está estrechamente relacionada con la práctica de actividad física, siendo
el ejercicio
beneficioso para la prevención de fracturas, ya que aumenta la resistencia de los huesos a las
mismas.
Imagen. Tipos de tejido óseo.
Bibliografía: Kravitz, L (2008). Estructura y función de los
sistemas muscular, nervioso y óseo. En R. Earle y T. Baechle (eds.), Manual
NSCA. Fundamentos del entrenamiento personal (pp. 19). Barcelona: Paidotribo.
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